Toda medida se queda corta ante el mar de personas que a diario intentan cruzar la frontera con Panamá por el Tapón del Darién, una selva chocoana que es testigo de las peores travesías humanas.
Es tal la magnitud de la crisis humanitaria que ninguna autoridad es capaz de atender este drama.
No han valido las alertas de la Defensoría del Pueblo ni de los gobernantes que padecen esta problemática en sus territorios, como es el caso de Antioquia, donde miles de persona se embarcan desde Turbo o Necoclí en esta travesía selva adentro.
Las cifras, además de ser alarmantes, son escalofriantes si se les ponen rostro, porque en ellas se cuentas niños y adultos mayores a granel.
Y las estadísticas parecen marcar la misma tendencia, pues el gobernador de Antioquia, Aníbal Gaviria Correa, calcula que a final de este año serán más de 500 mil las personas que hayan cruzado la frontera, cuando hace algunos años eran apenas mil o dos mil.
Como dice el mandatario: no se puede usar la misma receta para atender semejante drama.
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