El «decretazo», ¿rumbo a la tiranía?
Fecha publicación 08/06/2025

Colombia ingresó a un momento de inflexión con la inminente firma del «decretazo» con el que el Presidente Gustavo Petro pretende llamar a consulta popular. Carta peligrosa y desafiante para presionar las otras ramas del poder público ante la negativa de sus pretensiones reformistas.

El presidente al sentirse «bloqueado» por el Senado, ha decidido optar por una ruptura institucional, amparado en el poder que le da «el pueblo» como un escudo para debilitar las instituciones, y caminando hacia una fractura del Estado de Derecho que seguramente tendrá consecuencias irreversibles para la estabilidad que ha caracterizado al país respecto a otras democracias de la región.

El contenido mismo de la consulta, hoy pasa a un segundo plano ante la gravedad que suscita el precedente de convocar a unas elecciones por decreto, saltándose los órganos establecidos. ¿Quién garantiza que no siga gobernando por decreto y que acuda a la misma jugada para convocar una constituyente o reelegirse en 2026?.

Frente a esto, el cierre de filas de muchos sectores políticos, manifestando disposición en la defensa y respeto de las instituciones; ha demostrado que los límites no son un capricho de ideologías, sino el resguardo de la democracia y la vigilancia del orden constitucional. El «decretazo», apenas sea promulgado, se encontrará con una solidez democrática que no está mirando un juego de pulsos políticos, sino la estabilidad de un país. Ya habrá tiempo para hablar de la pérdida de capital político que le significará al presidente semejante despropósito en el que se ha jugando todas sus cartas.

Halar más de la cuenta el delicado hilo de comunicación que mantiene el Gobierno con el Senado y las altas cortes, le puede significar un definitivo e infortunado revés político al presidente en un filo de decisiones trascendentales, donde el pulso lo va perdiendo el mandatario.
Se necesita que el presidente controle sus impulsos mesiánicos y gobierne el último año desde la legalidad sin confrontación con las otras ramas. Que dialogue, reconozca sus límites y se divorcie del autoritarismo para que no tenga que cargar con la responsabilidad histórica de una terrible tiranía.

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