Un mono araña juvenil (Ateles fusciceps) se convirtió en el más reciente símbolo del daño que causa la tenencia ilegal de fauna silvestre. El animal fue entregado a la Estación de Paso del Centro de Atención, Valoración y Rehabilitación (CAVR) del Valle de Aburrá con claras señales de haber sido mantenido como mascota: ansiedad, miedo, comportamiento sumiso y sin emitir vocalizaciones, un rasgo alarmante para su especie.
El ciudadano que lo entregó aseguró que el primate apareció espontáneamente en su finca. Sin embargo, los expertos advierten que esta especie no habita naturalmente en el Valle de Aburrá, sino en la región pacífica colombiana, lo que deja en evidencia la intervención humana y el tráfico ilegal como única explicación posible.
“Este individuo no tenía nada que hacer en el territorio metropolitano. Es un caso lamentable que refleja una problemática persistente en el país”, expresó Alejandro Vásquez Campuzano, Subdirector Ambiental del Área Metropolitana.
Huellas del cautiverio
El mono presentaba exposición dental —probablemente causada por una dieta inadecuada rica en azúcares y alimentos procesados— y una afección en la piel en la zona de la clavícula. Pero más allá de los signos físicos, su conducta revela un daño profundo: ha sido amansado y muestra signos de ansiedad crónica.
Desde 2012, han ingresado 20 ejemplares de esta especie al CAVR. El último caso registrado fue en 2022 y, tristemente, ese animal no sobrevivió.
Una especie en grave peligro
El mono araña está catalogado como especie vulnerable en Colombia y figura como En Peligro Crítico de Extinción a nivel global, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Son animales diurnos, sociales y vitales para el equilibrio ecológico, ya que ayudan a regenerar los bosques dispersando semillas de gran tamaño.
No más fauna como mascotas
El tráfico de fauna silvestre no solo es un delito ambiental, sino una condena de por vida para las especies. Desde el Área Metropolitana del Valle de Aburrá se hace un llamado urgente a la ciudadanía: la fauna silvestre no es un juguete ni una mascota exótica. Es parte de nuestro patrimonio natural y merece respeto.
Este esfuerzo de rescate y rehabilitación es posible gracias al convenio entre el Área Metropolitana y la Universidad CES, que trabajan juntos para ofrecer una segunda oportunidad a los animales víctimas del tráfico ilegal.






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