Una profunda crisis sacude la estrategia de «Paz Total» del Gobierno colombiano. Dieciséis exjefes paramilitares, entre ellos Salvatore Mancuso, anunciaron la suspensión de sus funciones como gestores de paz, alegando incumplimientos sistemáticos por parte del Estado.
La decisión fue formalizada en una carta enviada al presidente Gustavo Petro, donde denuncian que la Oficina del Alto Comisionado para la Paz (OACP) ha bloqueado el proceso, actuando incluso en contra de las directrices presidenciales.
“Hay un enemigo interno en la Paz Total”, afirmaron los excomandantes, quienes además rompieron toda relación con la OACP y solicitaron una comunicación directa con el mandatario.
Promesas sin cumplir y desgaste institucional
Los firmantes aseguran que, desde su nombramiento en noviembre de 2024, han seguido las instrucciones del Gobierno y han mantenido su compromiso con la reconciliación. Sin embargo, denuncian que sus funciones se han reducido a un gesto simbólico sin respaldo real.
Entre las quejas más graves está el incumplimiento de un acuerdo alcanzado el pasado 4 de mayo, en el que pactaron instalar una mesa para cerrar el proceso de Ralito. El compromiso, con fecha límite del 4 de junio, fue —según ellos— ignorado, alterado unilateralmente y luego negado públicamente por funcionarios de la OACP.
“La parálisis del proceso no obedece a caprichos nuestros, sino a la falta de congruencia y abierta insubordinación de la OACP”, aseguran en el documento.
Obstáculos y cancelaciones sin explicación
Los exjefes paramilitares también señalan la falta de apoyo técnico y financiero, así como la ausencia de espacios de diálogo efectivos. Lamentan que nunca se instalaron mesas técnicas y que, a pesar de estar a un mes de terminar su periodo como gestores, se les exigieron planes de trabajo imposibles de ejecutar en ese tiempo.
Adicionalmente, denuncian la cancelación sin justificación de una reunión plenaria con otros excomandantes de las AUC, ya avalada por el INPEC. Tampoco se ofrecieron explicaciones técnicas, jurídicas ni de seguridad por parte de la OACP.
¿Un intento de borrar la historia?
Uno de los señalamientos más delicados es el que apunta a un presunto intento institucional de desconocer el proceso de Ralito. Según la carta, algunos funcionarios de la Oficina les afirmaron que “la negociación de Ralito nunca existió”.
A pesar de su retiro temporal, los excomandantes reiteraron su compromiso con el fin del conflicto:
“Nos apartamos del ruido estéril, pero jamás desistimos de continuar trabajando por la paz de nuestro país”.
La suspensión de sus funciones marca un nuevo obstáculo en el ya complejo camino de la Paz Total, que enfrenta tensiones no solo con grupos armados ilegales, sino también dentro de las propias estructuras del Estado encargadas de conducir el proceso.



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