#Alerta La Chiva #Medellín:
«Yo lo respeto a él y él me respeta a mí». Así describe don Rogelio, trabajador de una carnicería, la amistad que desde hace un buen tiempo entabló con un gallinazo, sí, con un gallinazo.
Todo empezó cuando «El Mocho», así bautizó Rogelio esta ave de rapiña porque le faltaba una uña, merodeaba el establecimiento y se acercaba en busca de alimento.
Hoy parecen entenderse, pues cada que el gallinazo se acerca Rogelio lo llama para darle alimento.
Este hombre es consciente de que es un animal que en manada afea un sitio por la cantidad de basura desperdigada, pero destaca su gran olfato, la vista y lo bonito de su pelaje.
Para muchos esta «amistad» puede ser impensable, pero lo único que se demuestra es el profundo respeto de un hombre hacia un animal.
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