Si bien este emblemático parque carga sobre su historia algunas de las problemáticas como la prostitución, la explotación sexual y la ilegalidad, entre otras, la cercada de la Plaza Botero acrecentó estos males.
Al parque Berrío y sus bajos llegaron la mendicidad, más ventas informales, más invasión del espacio público, más consumo de drogas y más prostitución.
Sus habituales visitantes temen que los males que aquejaban a la Plaza Botero lleguen para quedarse en el Parque Berrío.
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