En medio de la presión y el desgaste que soporta el Gobierno, el presidente Petro ha salido al paso adelantando la campaña presidencial con una consulta popular sobre las reformas laboral y de salud, que podría darle un respiro mostrando el respaldo que conserva. Su llamado, más allá de buscar apoyo para sus políticas caídas en debates legislativos, es en realidad el disparo de salida del petrismo hacia la campaña presidencial, construyendo tempranamente un escenario favorable para poner sucesor a su proyecto político en 2026; hoy diezmando por salidas improvisadas y decisiones poco técnicas.
Así parte Colombia para las elecciones presidenciales de 2026 en un momento preocupante de convulsión política, económica y social. Con un gobierno progresista impulsivo y una oposición dividida en el horizonte electoral que no marca un rumbo claro. Sí, hoy la izquierda sortea grandes dificultades para mantenerse en el poder, pero el petrismo sigue teniendo fuerza en algunos territorios clave electoralmente, con seguidores leales y cuadros políticos importantes en la Colombia profunda.
Con esas cuentas el presidente se adelanta a la contienda electoral intensificado un discurso de confrontación y populismo que refuerza la narrativa del cambio -aún en deuda- con sus electores. No son menores los desafíos que tiene en materia social, económica y de seguridad que debe sortear para contrarrestar un descontento generalizado, incluso en las entrañas de sus propias filas.
En la otra orilla política está la oposición enfrentando sus propios desafíos con una fragmentación que favorece al oficialismo. Una centroderecha buscando construir una candidatura sólida, pero no aparecen opciones claras y fuertes que logren reunir el liderazgo que está pidiendo el país. En el partidor salen nombres como Juan Manuel Galán, abriéndose paso entre las disputas de la derecha y la izquierda; Sergio Fajardo -puntuando una leve ventaja sobre los demás precandidatos-; Germán Vargas Lleras -quizás el más experimentado; e incluso Vicky Dávila -quien, a pesar de ser nueva en política, resulta interesante para ciertos sectores desencantados.
Aparece también Claudia López, una precandidata que sabe moverse y conserva una base política interesante pero no suficiente para caminar sobre la alfombra roja en casa de Nariño. Por la izquierda vemos la disputa entre Gustavo Bolívar y María José Pizarro, mostrando las dificultades que tiene el petrismo en consensos para ungir un candidato único; donde también se asoman los nombres de Camilo Romero -sin fichas fuertes que lo catapulten- y Daniel Quintero, quien podría tener un compartimiento en la carrera presidencial, si logra consolidar apoyos en medio de las peleas casadas dentro y fuera del petrismo.
El tablero cambia y las puertas están abiertas. Esperar los resultados de la consulta popular y de las elecciones legislativas de 2025, darán pista para despejar el panorama político.
La Chiva política: pueden darse cambios y movimientos inesperados en algunas comunidades de Cauca, Valle del Cauca y Chocó; que han expresado su intención de respaldar a partidos como Cambio Radical y Nuevo Liberalismo, argumentando los incumplimientos del primer Gobierno de izquierda en sus territorios.
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